Tina Pell
Bien temprano sonó mi celular, y al observar detecté que era el número
del detective Polack.
Eran las 7:20, y la voz decía: -Arriba Danilo, te paso a buscar en 15
minutos. Tenemos un caso! -dice Jaime con vos grave.
Me vestí todavía un poco dormido, y me largue por la escalera pensando
que no bien pudiera me mudaría a un departamento más cómodo. Recuerdo que
cuando yo vivía en Córdoba tenía una casa muy amplia con patio y luego pasé a
vivir a Buenos Aires a éste dos ambientes.
Salgo a la calle, cuando veo llegar el auto de Jaime que frena
bruscamente a mi lado y apenas me deja subir cuando ya había arrancado.
Sin saludarme, me ordena: -¡Pone la sirena!-
En el trayecto zigzagueando entre los autos, él, me dice: -Robaron la joyería de mi amiga Beatriz, me
llamo desesperada pidiendo que valla-
-¿Qué le robaron?-dije intrigado.
-Se llevaron un valioso collar de perlas negras
que es una rarísima joya-dijo muy serio.
Mientras esto me contaba alcancé a preguntarle
hacia donde nos dirigíamos.
-¡A la joyería muchacho! ¡Queda en Patio
Bullrich!-exclamó.
Yo no sabía donde era pero me sonó muy
importante En poco tiempo llegamos al lugar, estacionamos y yo seguí a
Jaime que parecía saber donde iba.
Al entrar al shopping, noté cuan lujoso
es el edificio -antiguo pero bien reciclado- además todo se ve bello y brilla
porque hay muchas luces. Inmediatamente veo el cartel de una joyería
que dice “Looke”.
-Hacia allá vamos!- dijo Jaime señalándolo y
me explica que ése es el apellido de la dueña.
A esa hora de la mañana hay poca gente en el
lugar. El local se encuentra en el 2º piso del shopping por lo que subimos por
las escaleras mientras yo disfrutaba, porque todo luce impecablemente limpio y
huele bien …¡que distinto a mi departamento..!- dije para mí.
Al ver a Jaime, Beatriz dijo: -¡Qué
horror es mi joya más querida, deben encontrarla!- exclamo muy
alterada, sin saludarnos.
Yo pensé al verla “…que gente tan
especial, recién se levantan y parecen salidos de una revista de moda…”
Mientras ella hablaba con Jaime revisamos el
local.
Lo único que encontramos fue un botón sobre la
alfombra roja, que Jaime lo guardo cuidadosamente en el bolsillo izquierdo de
su saco. También estuvimos inspeccionando las aberturas y advertí que la
cerradura no había sido forzada, es decir que la persona tenia la llave del
local, por lógica tenía que ser alguien cercano a Beatriz.
Jaime más tarde, estuvo hablando con los
guardias de seguridad y dijeron que la alarma sonó cuando la persona salió del
local, no cuando entró por esa razón ellos no llegaron a atraparlo.
Volvimos al local para despedirnos de Beatriz,
cuando poco después llegó una mujer muy elegante al igual que Beatriz, y al
entrar por la puerta la saludó y abrazó.
Beatriz mirándonos comentó muy contenta: -Es
mi amiga Marisa Besonso-
Y ahora dirigiéndose a ella le dijo: -Pero…
Creí que estabas de viaje en Europa!-
-Sí, pero volví antes de lo previsto-
respondió la otra.
Nosotros las dejamos hablando y nos retiramos.
Ya fuera del local le expuse a Jaime mi
sospecha: -Para mí que la persona tenía una copia de la llave del local-
-¿Pero entonces porque sonó la alarma?- me
respondió en forma de pregunta intrigado.
-Todas las joyas tienen un código de barras,
la persona o sea el ladrón -aclaré- no se lo debe haber sacado y por esa razón
cuando pasó por la puerta al retirarse la alarma comenzó a sonar.
Nos subimos al auto de Jaime, observé que él
estaba un poco abatido y por las dudas no dije nada más.
Cuando quisimos entrar a su departamento
tuvimos que buscar como media hora -así lo sentí yo- la llave para entrar, pero
al final estaba en el bolsillo interno del saco de Jaime.
Una vez adentro, nos sentamos y nos pusimos a
pensar en lo mismo… ¿Quién podría ser el ladrón?
Yo dije en voz alta lo que estaba pensando:
-Qué raro que Marisa haya ido a visitar a Beatriz tan temprano.
-Tenes mucha razón… ella dijo que había
viajado a Europa, pero ¿En qué línea aérea?
Jaime agarró el teléfono lo más rápido que pudo,
llamo a Beatriz que estaba con Marisa y le dijo: -Hola, Mira te llamo porque
necesito que le preguntes a Marisa en que línea aérea viajo a Europa-dijo todo
apresurado.
Y del otro lado del teléfono se escucho: -En
la de “Aerolíneas Argentinas” ¿Por qué?
-No, por nada… es que mi sobrina quería viajar
y no sabía en qué línea ir- mintió- Y luego se despidió atento dando las
gracias.
Y dirigiéndose a mí, dijo: -Necesito que vayas
a Aerolíneas Argentinas y averigües si en los últimos días abordó una pasajera
llamada Marisa Besonso. Poco tiempo después yo tuve toda la información, y no,
en los últimos días no había abordado nadie con ese nombre. Al comunicárselo a
Jaime, él dijo muy pensativo: -¿Por qué mentiría?-
-Yo pienso que tendríamos que descartar a
todos los sospechosos- dije entusiasmado.
-Tenes razón, tendríamos que averiguar quiénes
son las personas que trabajan en la joyería de Beatriz-
-Me vas a tener que traer esa información lo
antes posible-dijo muy serio.
Tiempo después le presente la data, que no me
fue difícil encontrar.
-Trabaja solo una sola persona: una
vidrierista llamada Florencia Sala, y tendríamos que hablar con ella para saber
que estuvo haciendo el día y a la hora del robo-dije muy convencido.
-¿Solo una?- exclamó Jaime -Fácil y difícil a
la vez…volvamos con Beatriz!
Nos subimos al auto de Jaime pero ésta vez no
arrancaba el motor (cada dos por tres se descomponía), y por esa razón tuvimos
que tomar un taxi en la esquina de su departamento.
Cuando entramos al mismo pensé que sería
necesario que lo laven un poco, porque el olor que tenía por dentro era
insoportable, por esa razón abrí lo más rápido que pude la ventanilla. Jaime le
dio una propina injustificada para mí al llegar y salí velozmente casi
asfixiado de allí.
Cuando llegamos al local de Beatriz,
encontramos solo a una joven y supusimos que era la vidrierista por la labor
que estaba realizando. Aprovechamos la oportunidad y le hicimos algunas
preguntas al pasar. Ella, muy sencilla y dispuesta, nos contó que hacía más de
un mes que no venía a trabajar, porque se había ido de viaje, a visitar a su
abuela en Mar Del Plata que estaba muy enferma. Que estaba muy agradecida con
la Sra. Beatriz por haberle dado trabajo nuevamente, después de su ausencia por
un problema personal.
En minutos ingresó Beatriz, quien más tarde y
a solas, nos confirmó esta información, además de asegurarnos que no había
habido ninguna otra persona trabajando allí.
Cuando salimos del local nos dimos cuenta que
a pocos establecimientos había otra joyería, pensamos que podría estar
involucrado en el robo a Beatriz, pues algunos del rubro se vinculan
directamente a ladrones para abastecerse de piezas robadas y harían cualquier
cosa para no tener competencia. Por esa razón fuimos a hacerle algunas
preguntas.
Nos contó que se llamaba Jian Hao y que
había nacido en China. Tampoco estaba enterado de los por menores del robo,
pues hablaba con pocos ya que hacía dos meses apenas que se había instalado en
Patio Bullrich, al que describió como un hermoso lugar y de buen nivel, que
estaba muy preocupado porque no creía que esas cosas sucedieran lugares como
éste.
Si bien era un hombre de pocas palabras, se lo
notaba seguro y tranquilo, por lo que nos dio confianza. Nos fuimos muy decepcionados
al descartarlo, con la certeza que el círculo se cerraba y creyendo que ahora
podríamos saber quién era el ladrón.
Cuando salimos del shopping estuvimos un rato
largo buscando con la mirada el auto de Jaime hasta que recordé que lo habíamos
dejado descompuesto en la calle frente a su departamento. Así que decidimos
tomar nuevamente un taxi, pero ésta vez de regreso, por lo que nos acercamos al
primero en la fila de taxis, sobre la vereda del mismo centro comercial.
Charlando con el parlanchín del chofer, nos
enteramos que él trabajaba en esa parada todos los días del año, que hacia
cualquier recorrido pero siempre desde el shopping. Jaime se dio cuenta que
quizás él podría darle alguna pista sobre el hecho que investigaban, así que
preguntó decidido por la noche del robo.
El taxista le responde con naturalidad que ese
mismo día a la madrugada, fuera del horario de comercio dejo a una señora
“paqueta” que había subido a 15 cuadras del Bullrich. También dijo que después
de un rato la vio salir muy apurada y detrás de ella los guardias de seguridad
que no encontraron lo que buscaban.
Yo muy interesado escuchaba, mientras Jaime
tomaba apuntes en su anotador, para después pedirle que describa a esa señora.
La respuesta fue muy descriptiva, de aquel que
vive en la calle tratando con muchas personas, y la mujer descripta tenia las
mismas características de Marisa.
Bajamos del taxi muy apurados, una vez adentro
del departamento terminó de anotar Jaime todo lo que había ocurrido en el día,
con la vidrierista, con el chino de la joyería, y también la información que
nos dio el taxista sobre la señora misteriosa, que para nosotros era Marisa,
pero que habría que confirmar.
Por esa razón le pedimos a su amiga Beatriz
que nos diera su número telefónico a si la podríamos llamar y
hacerle algunas preguntas, ella muy amable nos lo facilitó.
Cuando la llamamos habló Jaime, y le dijo:
-Buenas tardes Señora, ¿Se acuerda de mi? Soy el detective Jaime, estoy con mi
asistente Danilo - Dijo con voz muy grave.
-Ah… si me acuerdo de Usted, estaba con
Beatriz el día que llegué, dígame, ¿En que lo puedo ayudar?
-Mire, Usted sabe que estoy ayudando a nuestra
amiga en común con el tema del robo y… en estos momentos nos disponemos, mi
ayudante y yo, a ir descartando personas cercanas que pertenecen al círculo de
amistades de Beatriz, así que necesito, si no le incomoda, me responda algunas
preguntas…
-Usted comentó que volvía de un viaje… ¿A qué
hora llegó?
Jaime no la dejo terminar y dijo enérgico:
-Pero Usted… ¡No había viajado en avión?
-Perdón tiene razón me confundí, el avión
arribo a las 9 de la mañana.
-Discúlpeme por tantas preguntas pero tengo
entendido que trabaja en el Patio Bullrich ¿A qué hora va a trabajar?
-No hay problema, a la mañana alrededor de las
10:00 hasta 12:00 y a la tarde desde las 16:00 hasta las 21:00hs.
-Bueno, muchas gracias por su tiempo y por su
ayuda- y diciendo eso colgó el teléfono.
Ahora dirigiéndose a mí dice: -Ella no puede
haber llegado a las 9 al aeropuerto porque estuvo a las 8 en la joyería, esta
tarde cuando ella esté trabajando vamos a ir a su departamento.
-¿Conoces su dirección?-dije intrigado.
-No, pero Beatriz si – dijo haciendo un guiño.
Jaime llamo a los policías que llegaron al
departamento de Marisa a las 20:00hs con dos perros pastor alemán.
Unos minutos después llegamos nosotros (Jaime
y yo), saludamos a los policías y les dimos a los perros para que olieran dos
perlas del mismo tipo con las que estaba formado el collar.
En el departamento los perros olfatearon todo,
desde almohadones hasta los rincones, hasta que uno de ellos comenzó a ladrarle
a un cajón de la cómoda del dormitorio. Llamó la atención de los policías, que
al abrirlo encontraron entre tantas cosas un alhajero, y dentro de éste se
encontraba el collar.
Aunque fue un hallazgo no era una sorpresa,
pues si estaban allí era por sospechar de la señora Besonso.
Entre una cosa y otra me di cuenta de que se
habían hecho las 21:00hs y Marisa iba a llegar pronto.
Justo cuando termino de pensar ésto y puesto
en marcha para activar nuestra salida, escucho el sonido de la puerta
abriéndose.
Marisa se asoma, ingresa y atónita saluda como
acto reflejo. Los policías se acercan a ella con el documento de allanamiento
en mano, le explican la situación, muestran la evidencia hallada, la esposan y
le explican que va presa por robo.
Jaime inmediatamente llamó a Beatriz por
teléfono y le dijo: -Encontramos al ladrón!... en realidad a la ladrona!- Y sin
respiro Jaime se despachó con todas las novedades a Beatriz que estaba ansiosa
por escuchar-
-Después de varias averiguaciones y sospechas,
hicimos un allanamiento en una casa y encontramos no solo el collar de perlas
que buscábamos, sino otras joyas más con etiquetas de tu firma!- continúa Jaime
efusivo- bueno… bueno…siguiendo con el último robo, paso a explicarte…No
se había forzado la cerradura de tu local, porque la ladrona también tenía una
copia de la llave, me fije y el collar sigue teniendo el código de barras que
es el responsable de que la alarma sonara, ah…el botón que encontré tirado
sobre la alfombra allí corresponde a un vestido de Marisa que tiene
etiqueta de una boutique que corrió con la misma suerte que tu joyería!
- Beatriz… -dijo en otro tono más calmo Jaime-
la ladrona aunque te cueste creer es… tu amiga Marisa!... Esta señora además de
mitómana es ladrona compulsiva!- termino dejando un espacio para que ella
absorba la información.
Beatriz dolida y en silencio, comprendió así
que en éste episodio le habían robado no solo algunas joyas, sino también un
sentimiento de amistad que profesaba para con alguien que en realidad detrás de
la reciprocidad ocultaba su verdadero sentir, una gran envidia.